El rendimiento físico es todo aquel esfuerzo motriz que involucra ya sea
fuerza, velocidad, resistencia o flexibilidad en el desarrollo de los
ejercicios. “Las capacidades físicas son requisitos previos delimitables de la
motricidad. Su modificación a lo largo de la evolución del individuo tiene
lugar a partir de un proceso natural de cambios, también sin flujo del
entrenamiento” (Martin, D. y Carl, K. 2001:102).
EL rendimiento físico requiere de aspectos motrices tales como la
fuerza, velocidad, resistencia y la flexibilidad, la suma de los cuatro siempre
va hacer la mejora de habilidades y condición física siempre y cuando se lleven
en equilibrio. “Casi todas las actividades físicas incorporan factores de
fuerza, velocidad, duración y amplitud del movimiento. Los ejercicios
destinados a superar cualquier oposición son ejercicios de fuerza” (Bompa, T.
2006:11).
El rendimiento alcanzado o alcanzable por un deportista individual o por
un grupo de ellos no solo depende de su eventual estado de rendimiento sino
también ve determinado por condiciones que pertenecen al entorno de los deportistas.
El rendimiento deportivo no se considera solo el resultado de una
actividad, sino que en su valoración y en la definición de su concepto se
incluye también el método y el esfuerzo individual que ha conducido a este
resultado, es decir, el proceso de rendir” (Lehnertz, K. 2001:24).
De momento vamos a designar como carga de entrenamiento al conjunto de
formas de entrenamiento realizadas por un deportista, para una caracterización
más precisa del concepto de carga, parece oportuno distinguir, modo de introducción, entre magnitudes de
descripciones cualitativas y cuantitativas. “Para mejorar la capacidad de
rendimiento deportivo se necesitan los correspondientes estímulos de carga esto
actúan en el siguiente orden casual. Carga; alteración de la homeostasis;
adaptación; mejora el estado funcional” (Weineck, J. 2004:21).
Las aptitudes y cualidades de los futbolistas suelen ir desarrollándose
desde la infancia esto se logra gracias al manejo de los ciclos y etapas por
las que se lleva a cabo cada ejercicio. Estos ciclos van incrementando las
cargas de trabajo (entrenamiento) hasta llegar a un alto rendimiento. Una noción
casi idéntica la atribuyen (Thiess y Schnabel, 1987, 164-165) a los
instrumentos de entrenamiento, por lo contrario (Carl, 1983, 422) considera
como instrumentos “Todos los aspectos utilizados en la realización del
entrenamiento”.
Los entrenamientos de alta intensidad son complicados y acarrean muchos
cambios, llevan mucho tiempo ya que se suelen aplicar repeticiones hasta lograr
su objetivo y haciendo muchos cambios y adecuaciones al organismo. Los
entrenamientos se presentan en ciclos y etapas para que haya una progresión en los deportistas, manejando
adecuadamente cada ejercicio e ir elevando la carga de trabajo para evitar un
estancamiento en el rendimiento de este.
La revisión constante de cada ejercicio en el lapso donde se presente un
incremento de carga de trabajo es vital para la progresión y así mismo evitar
lesiones. El entrenamiento de alta intensidad consiste en el empleo a lo largo
del año de cargas elevadas de entrenamiento cuyas series de trabajo se
prolongan hasta obtener al menos una repetición fallida positiva (Bompa, T.
2006:11).
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